Descubre los rincones más bohemios y encantadores de Palma. Barrios con alma y visitas imprescindibles.
Palma de Mallorca es una ciudad con mil caras. Una capital que en los últimos años ha sabido reinventarse y renacer como una de las ciudades más cautivadoras de Europa.
Considerada como una de las urbes con mejor clima del mundo, según los lectores de la prestigiosa revista Viajes, de National Geographic, Palma conquista por muchas razones.
Pero si hay un aspecto que enamora una y otra vez, es su alma bohemia. Pasear por sus barrios más auténticos, descubrir pequeños ateliers y disfrutar de un café en una terraza con historia es una experiencia única que nos invita a recorrerla sin prisas.
Índice
- El barrio de Santa Catalina
- Cort, Plaça Quartera y la Calatrava
- Plaça del Mercat, Passeig del Born y Carrer Sant Feliu
- Palma, capital del arte
- Una ciudad para perderse y descubrir
El barrio de Santa Catalina
Uno de los barrios de moda en Palma. Aquí se suceden los bares y los restaurantes que conquistan tanto por su carta como por su cuidada decoración. Sus calles están llenas de cafés, tiendas de diseño y tiendas vintage, donde siempre se pueden encontrar auténticas joyas de tiempos pasados. El ambiente es muy animado los fines de semana, ya que es donde los locales se reúnen para comer y salir a bailar.
El barrio de Santa Catalina tiene su propio encanto histórico. Antiguamente fue hogar de pescadores y aún conserva sus casitas pequeñas, blancas y con persianas mallorquinas de colores que resaltan su esencia mediterránea.
Nuestra recomendación:
Si vas por la mañana, no dejes de acercarte a su mercado municipal, ubicado justo en el corazón del barrio. Aquí, además de fruta verdura, pescado y puestos de productos locales, encontrarás los tradicionales bares de tapas mallorquinas. Prueba el variat, que es el gran clásico de la isla y levanta pasiones entre los locales.
Cort, Plaça Quartera y La Calatrava
El verdadero centro de Palma. Calles empedradas, edificios históricos, tiendas de todo tipo. Su gran Plaza Mayor, la plaça de Cort, donde está el ayuntamiento y algunos de los secretos mejor guardados de los palmesanos a la hora de disfrutar de lugares con tradición y con mucho arte.
Es en esta zona donde se pueden encontrar algunos ateliers de artistas locales, cesterías con las senallas típicas (cestas de palma que se usan para ir al mercado o como bolsa de playa), tiendas de arte y animados bares con terrazas para tomar un aperitivo antes de comer.
Nuestra recomendación:
Callejeando por esta zona podrás ver algunos de los patios mallorquines más bonitos de la ciudad. Y, si quieres probar algo artesano y tradicional, no dejes de acercarte a Ca'n Joan de S'Aigo. Con más de 300 años de historia, nos transporta a otra época con sus emblemáticas ensaimadas y helados artesanales. Está ubicada en una de las callejuelas perpendiculares a la que lleva a la plaza de Santa Eulària. Un rincón donde cada bocado es un viaje a la infancia.
Plaça del Mercat, Passeig del Born y Carrer Sant Feliu
Envuelto en el casco antiguo de la ciudad, entre callejuelas que acumulan siglos y millones de historias, encontramos la Plaça del Mercat, la Iglesia de Sant Nicolás y, cruzando el Passeig del Born, el Carrer Sant Feliu. Este circuito es una parada obligatoria para los amantes del arte y la creatividad.
Esta zona reúne museos y algunas de las galerías más interesantes de la ciudad, además de boutiques con piezas únicas y espacios donde la artesanía local cobra protagonismo. Aquí se respira inspiración en cada esquina.
Si seguimos explorando, el Paseo del Borne nos invita a una experiencia diferente. Considerado la avenida más bonita de la ciudad, este paseo arbolado está flanqueado por majestuosos edificios históricos y alberga algunas de las boutiques de lujo más exclusivas. Desde firmas internacionales hasta diseñadores locales, cada tienda está decorada con un gusto exquisito, convirtiendo cada visita en una experiencia única.
Nuestra recomendación:
Hacer una pausa y disfrutar de un café en las agradables terrazas del paseo, mientras observamos el ir y venir de la ciudad. Un auténtico placer para quienes buscan combinar el arte de vivir con el arte de comprar. Aquí, precisamente, está uno de los bares con más solera de la capital: el emblemático Bar Bosch, donde hacen los bocadillos típicos palmesanos, llamados llonguets. El de sobrasada y queso mahonés es una delicatessen.
Palma, capital del arte
Como capital de las Islas Baleares, Palma es también un referente cultural. Cada septiembre, la ciudad celebra la Nit de l’Art, un evento que marca el inicio de la temporada artística y transforma las calles en un museo al aire libre. Las galerías abren sus puertas hasta bien entrada la noche, ofreciendo exposiciones, performances y brindis con cava.
Entre los museos más especiales de la ciudad se encuentran:
- Es Baluard, el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad.
- La Fundación Miró Mallorca, donde el célebre artista tenía su taller.
- La Fundación Joan March, que alberga una destacada colección de arte español del siglo XX.
Una ciudad para perderse y descubrir
Aunque en estas líneas solo hemos recogido unas pinceladas de ese lado más artístico y bohemio de la capital, está claro que Palma es una ciudad que nunca deja de sorprendernos.
Su equilibrio entre tradición y modernidad, entre lo exclusivo y lo bohemio, la convierten en un destino perfecto para los amantes del arte, la historia y la buena vida. Ya sea paseando por sus barrios más creativos, disfrutando de sus mercados o dejándonos llevar por la energía de sus noches mediterráneas, cada visita es una nueva oportunidad para enamorarse de esta joya del Mediterráneo.