Conoce la Mallorca rural más auténtica y descubre el verdadero corazón de la isla desde los nuevos hoteles de Zafiro Boutique Collection.
Mallorca tiene mil y una formas de vivirla y, desde Zafiro, queremos que las descubras todas. Por eso, esta vez queremos proponerte un viaje distinto, un paseo por la Mallorca rural, la cara más escondida de la isla.
En esta pequeña guía nos adentraremos más allá de sus famosas costas para mostrarte el corazón palpitante de la isla, donde los pueblos de interior, con sus calles empedradas y plazas sombreadas, te invitarán a sentir el pulso tranquilo de la vida mediterránea.
Índice
- Los almendros en flor de Mallorca
- Los olivares mallorquines
- Los campos de amapolas del Pla
- Arquitectura tradicional
- Viñedos y vinos de Mallorca
- La huerta mallorquina
- La tradición de las “Matanzas”
- Las hierbas mallorquinas
- Mercados rurales de Mallorca
La Mallorca rural no tiene playas de fina arena sino que está trenzada por caminos, huertas y hermosos campos. Sobre este lienzo natural, se mezclan los colores más vivos: desde el rosa y blanco de los almendros en flor al verde plata de los olivares. En este mosaico de huertas mediterráneas, olivos centenarios y valles que susurran historias de otro tiempo es donde comienza este viaje tan especial, diseñado para quienes buscan desconectar, inspirarse y enamorarse de nuevo de esta isla mágica.
Los almendros en flor de Mallorca
Durante finales de enero y febrero, gracias al clima templado de la isla, los almendros florecen en Mallorca creando un extraordinario espectáculo visual. La isla se cubre de blanco y ese manto a los pies de la Serra de Tramuntana lleva siglos seduciendo a artistas de todos los rincones del planeta. Como el pintor catalán Joan Mir Trinxet, principal paisajista español del postimpresionismo y un enamorado de la Mallorca rural. O el artista contemporáneo Miquel Barceló, quien ha sabido plasmar la belleza de los almendros mallorquines en algunas de sus obras.
- ¿Dónde verlos?
Los campos de Sóller y Bunyola son las principales zonas de cultivo de almendras. No es necesario seguir una ruta concreta para descubrir estas maravillas, ya que todas las carreteras secundarias hacia el centro de la isla (comarca Raiguer) o la Tramuntana te llevarán directos.
- Nuestra recomendación
Aprovecha tu estancia para visitar algunos de los miradores de Mallorca más bonitos, para poder contemplar esta belleza desde las alturas. Por ejemplo, el Puig de Randa (Llucmajor), la ermita de Bonany (Vilafranca de Bonany) o el Santuari de Sant Salvador (Felanitx) son lugares perfectos.
Si quieres además darte un paseo por la historia y la cultura de Mallorca, te proponemos que te acerques a la Finca de Raixa -una bella possessió mallorquina ubicada en Bunyola-, donde el paisaje de almendros se entrelaza de forma única con el legado de la isla.
- ¿Sabías que…?
La almendra, presente en multitud de salsas, rellenos, guisos o postres populares como gató o panellets típicos de otoño, es ideal para tomar en verano en forma de granizado de almendra.
Los olivares mallorquines
Los olivares mallorquines son testigos vivientes de una tradición agrícola milenaria, enraizada profundamente en el paisaje y la cultura de la isla. Originarios de tiempos antiguos, traídos por fenicios y griegos, estos campos de olivos se extienden como un manto verde y plateado desde las suaves laderas de la Serra de Tramuntana hasta el llano. En la Tramuntana, los olivos crecen en curiosos bancales y terrazas, una ingeniosa adaptación humana a las escarpadas montañas que miran al mar, creando un paisaje cultural que ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Estos bancales no solo previenen la erosión del suelo y maximizan el espacio de cultivo en terrenos difíciles, sino que también dibujan uno de los escenarios más icónicos de Mallorca.
En contraste, en las zonas más llanas de la isla, los olivares se extienden en grandes campos, dotando a la tierra de una belleza tranquila y serena. Cada olivo, con su tronco retorcido y robusto, cuenta una historia de supervivencia, adaptación y continuidad, produciendo año tras año, bajo el sol mediterráneo, aceitunas que se transforman en un aceite de oliva virgen extra de incomparable sabor y calidad.
Este oro líquido es el alma de la cocina mallorquina y un símbolo de la riqueza natural y cultural de la isla. Sus variedades autóctonas, Mallorquina y Empeltre, con sus sabores afrutados, suaves y notas almendradas, sorprenden en cualquier elaboración.
- ¿Sabías que…?
En la localidad de Caimari, a unos 20 minutos de Sa Pobla, podrás visitar el museo de la almazora local Sa Tafona de Caimari, que extrae el aceite de forma artesanal de los olivos milenarios que rodean este bonito pueblo a los pies de la Tramuntana.
- Nuestra recomendación
Participa en una cata de aceite de oliva en la isla y visita alguna de las fincas y bodegas de aceite de la región de Binissalem-Mallorca y del Valle de Sóller. Apreciarás la calidad y la diversidad de estos aceites, caracterizados por una cuidadosa elaboración y el uso de técnicas de cultivo sostenible.
Los campos de amapolas del Pla
Otra de las estampas idílicas que nos ofrece el interior de la isla son los campos de amapolas del Pla de Mallorca. Aquí, el color rojo es el que hace vibrar el paisaje, creando un escenario tan bonito que merece la pena llevar bien cargada la batería de la cámara. Las fotografías en medio de este manto rojo son uno de los imprescindibles de la primavera en Mallorca.
- ¿Dónde verlos?
Te recomendamos un recorrido por todo el Pla, donde encontrarás pueblos pequeños y llenos de encanto como Muro, Petra, Santa Margalida, Sencelles, Costitx o Sineu. En sus afueras, podrás observar grandes extensiones de campos reverdecidos, salpicados de grandes manchas de un rojo intenso que contrasta con el azul del cielo primaveral.
Arquitectura tradicional
Las casas tradicionales mallorquinas son un viaje al alma de la isla, donde cada piedra y cada viga cuentan historias de antaño. Caracterizadas por sus emblemáticas contraventanas, conocidas precisamente como "mallorquinas" en toda España, estas construcciones son un símbolo atemporal de la arquitectura local.
La piedra tradicional y las vigas de madera en sus techos no solo aportan solidez y frescura, sino que también le confieren un encanto único e inconfundible. Su arquitectura varía según los pueblos, con estilos diversos en las casas de la Serra de Tramuntana y en las del llano, donde su carácter más agrícola y ganadero, nos abre las puertas de grandes viviendas con edificios anexos que antes se destinaban a establos y otros quehaceres propios de la vida rural.
- ¿Dónde verlas?
Cada pueblo de Mallorca te conquistará con sus pequeñas casas, unas al lado de las otras. Tan juntas que parecen un decorado. Si quieres ver las más señoriales y distinguidas, la ciudad de Palma conserva una bonita ruta de palacetes con sus majestuosos patios centrales que merece mucho la pena. En la zona del interior de la isla, sin embargo, destacan las llamadas casas de possessió. Estas edificaciones, muchas de ellas catalogadas como Patrimonio Cultural en pueblos como Sa Pobla, invitan a explorar la historia de la isla, sus antiguas costumbres y el modo de vida de sus gentes.
Viñedos y vinos de Mallorca
Al final del verano, cuando apenas se asoman los primeros días de otoño a la isla, el color oro cubre prácticamente todo el interior de Mallorca. Los campos de trigo y las hojas de los viñedos anuncian una de las tradiciones más arraigadas en el centro de la isla: el vermar (la vendimia).
La Mallorca cuenta con una larga tradición vitivinícola que se remonta a la época romana y que hoy tiene su mayor reflejo en la DO Binissalem - Mallorca y en la DO Pla i Llevant. Caldos singulares y de alta calidad, marcados por el clima mediterráneo, la altitud y las particularidades de la tierra. Descubrir sus variedades autóctonas (la Manto Negro, Caller y Prensal Blanc) es una manera excepcional de conocer de cerca la pasión de generaciones de viticultores mallorquines.
- ¿Sabías que…?
Uno de los pueblos con más tradición del cultivo de la vid es Binissalem, en el centro de la isla, a unos 20 minutos en coche de Palma y de Sa Pobla. Además de ser un pueblo encantador, aquí la vendimia se convierte en una auténtica fiesta. Entre mediados y finales de septiembre, el pueblo entero se reúne para celebrar la recogida de la uva. En esta festividad, el vino y la gastronomía se convierten en los grandes protagonistas con la emblemática cena al aire libre de los “fideos de vermar”. Si tienes oportunidad, visita la feria anual de vino de Binissalem, que se celebra en esas fechas. Una oda a esta parte de la Mallorca rural, con degustaciones, bailes populares e, incluso, una batalla de uvas.
- Nuestra recomendación
No dejes de probar los estilos tradicionales de vino tinto crianza y blanco joven, recorrer los campos de cultivos o realizar un tour por las bodegas más destacadas para conocer los secretos de su proceso productivo. Te sorprenderá la personalidad de caldos como un reserva Veritas 2007 o un Pedra de Binissalem Negre 2011 de la histórica bodega José Luis Ferrer. O de un reserva privado 2010 o un Macia Batle 1856 de la bodega Macià Batle, una de las más grandes de la isla.
La huerta mallorquina
La verdadera dieta mediterránea se cultiva en los huertos de Mallorca. Pueblos como Sa Pobla, Campanet, Mancor de la Vall o Muro están rodeados por campiñas dedicadas al cultivo de todo tipo de verduras y hortalizas, que nos ofrecen paisajes únicos y muy diversos según la estación del año en la que se visiten. Por ejemplo, son espectaculares los campos de alcachofas, de acelgas y ¡de sandías!
- ¿Sabías que…?
Sa Pobla es uno de los pocos lugares de España donde se logra producir una doble cosecha de patata, una de las cuales se destina prácticamente por entero a exportación hacia el Reino Unido. Esto se debe a que es un pueblo con mucha agua subterránea, lo que le permite ofrecer a sus campos una humedad perfecta para producir todo tipo de vegetales y plantas.
La tradición de las "Matanzas"
La Mallorca rural está llena de tradiciones y costumbres que se remontan a épocas ya prácticamente olvidadas, cuando la isla estaba solo poblada por locales y apenas nadie se acercaba a visitarla. Una de estas tradiciones son las “Matanzas”, que consistía en matar el cerdo que la familia había alimentado durante el año para obtener su carne.
Antiguamente, las “matanzas” reunían a toda la familia y vecinos bajo un mismo techo, trabajando juntos para preparar los embutidos típicos de Mallorca, entre los que destacan especialmente la sobrasada, la butifarra y el camaiot. Concretamente, la sobrasada de Porc Negre, raza autóctona de cerdo integrada desde tiempos inmemorables en la cultura mallorquina, es una de las más exquisitas.
- ¿Sabías que…?
Aunque las “matanzas” son recurrentes en todo el interior, son especialmente famosas las que se celebraban en lugares como Llucmajor y Sineu, en el centro de la isla, considerados uno de los mejores pueblos para degustar platos tradicionales elaborados con carne de cerdo.
Las hierbas mallorquinas
Como aperitivo o digestivo, nada mejor que un licor de hierbas locales (Herbes de Mallorca), elaboradas a base de hierbaluisa, manzanilla, naranjo, limonero, romero, melisa e hinojo. Se puede encontrar en las tiendas en cualquier época del año. Y si se quiere preparar la receta, lo ideal es acudir a la región de Sóller y pasear por la Serra de Tramuntana donde hay campos y huertos en los que se cultivan estas hierbas.
- ¿Sabías que…?
Este emblemático licor -que se puede pedir dulce, seco o mixto- tiene su origen en los monasterios de Mallorca, como el de Lluc, donde los monjes, grandes conocedores de la botánica, elaboraban esta bebida con el fin de ayudar a aliviar las digestiones pesadas.
Mercados rurales de Mallorca
Para sumergirse de lleno en la vida cotidiana de los pueblos de Mallorca, es imprescindible visitar alguno de sus mercados rurales. Rincones singulares y muy animados, que ofrecen los productos más exquisitos de Mallorca a autóctonos y visitantes. Desde naranjas y limones del Valle de Sóller a corderitos, pasando por verduras y frutas de las llanuras de Campos o aceite de los olivos de los muros de piedra seca en la Sierra de Tramontana.
- ¿Dónde ir?
Uno de los mercados de Mallorca que mejor mantiene su estilo tradicional y auténtico es el mercado semanal de Sineu, que se celebra todos los miércoles. Es uno de los mercados rurales más antiguos de Mallorca y un auténtico escaparate de lo que se produce en la isla de forma tradicional y artesana (queso, aceite, vino, embutido…). Es un mercado, además, especial, ya que es de los pocos que aún vende animales de granja, artesanía y plantas.
Otro de los más famosos es el mercado rural de Inca, en el corazón de la isla, localidad productora por excelencia de sobrasada y cuero. Este mercado se celebra los jueves y es el lugar perfecto para hacer acopio de manjares locales o adquirir regalos originales durante una visita a Mallorca.